lunes, 2 de junio de 2008

Robespierre: El Incorruptible, 250 años en el olvido

El 6 de mayo se cumplieron 250 años del nacimiento de Robespierre, que llevó la Revolución hasta sus últimas consecuencias y lo pagó con su vida. Fue un Héroe para algunos y un verdugo para muchos. Hoy ninguna estatua lo recuerda en París.
Fuente: Generación 80/.
El 6 de mayo de 1758 nacía en Arrás, Francia, Maximilien Robespierre llamado “El Incorruptible”.Solo vivió 36 años, pués fue guillotinado el 27 de Julio de 1794, tras el triunfo relámpago e inesperado de la contrarrevolución termidoriana (el 27 de julio correspondía al 9 termidor en el calendario francés vigente en la época).Tiene el alto honor de ser objeto del odio visceral y de las calumnias mas terribles de la burguesía mundial desde hace mas de 214 años. Retratado por la historiografía reaccionaria como un tirano sediento de sangre y cargado con las culpas de sus propios enemigos, ha pasado por los textos de historia redactados por los herederos políticos de sus adversarios, representando la supuesta “crueldad” y los supuestos “excesos” de los revolucionarios franceses de fines del siglo XVIII.La corta vida política de este abogado provinciano y austero comienza al ser elegido representante del Tercer Estado por la región de Artois a los Estados Generales en abril de 1789.Partidario de las ideas de Rousseau y Montesquieu, no tardó en convertirse en el “comentario viviente de la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano” según uno de sus contemporaneos. Su tenaz oposición a la capacidad de veto del rey , a la guerra “simulada” contra las monarquías europeas promovida por la corte (con la esperanza de que la derrota militar de los revolucionarios, restauraría la monarquía absoluta ) y apoyada por los girondinos. Su rechazo al sufragio censitario(los pobres no tenían derecho a voto) y a la exclusión de los ciudadanos pobres de la guardia nacional; su denuncia permanente de las maniobras y traiciones de la corte y de los generales monarquicos; su decidido apoyo a las reivindicaciones democráticas del pueblo y a los derechos de las minorías, lo convirtieron en uno de los máximos referentes de la lucha revolucionaria.El Incorruptible compartía con Marat el liderazgo de los sectores políticamente mas radicalizados del pueblo francés, siendo el club jacobino el escenario privilegiado de sus memorables combates ideológicos y políticos contra las distintas facciones reaccionarias. Sin embargo su poder político efectivo solo comienza con su incorporación al Comité de Salvación Pública en junio de 1793 (emanado como parte del poder ejecutivo de la Convención) y termina con su muerte en julio de 1794.En este año de febril e intensa actividad, haciendo frente a todas las conspiraciones de los enemigos externos e internos, haciendo frente a la invasión de los ejércitos de las monarquías europeas, al sabotaje económico de los ricos y de los grandes propietarios, al desabastecimiento artificialmente provocado por los acaparadores, la Revolución Francesa adquirió la grandeza y el temple necesario para fundar la modernidad. El Gran Comité llevó adelante las medidas más audaces para vencer en la guerra y para profundizar el proceso revolucionario. Se abolió la esclavitud en todas las colonias francesas, se promulgó la constitución de 1793 que consagraba el sufragio universal, se instauró el máximo de precios para proteger al pueblo de los especuladores, se promulgó la ley de educación primaria obligatoria y gratuita para todos los ciudadanos, se asignó un bono para que los indigentes pudiesen participar en la compra de los bienes nacionales, y se legisló para que fuese posible la venta en pequeños lotes de las tierras expropiadas a la iglesia y a los nobles. De esta manera mas ciudadanos podrían participar en su adquisición.Se derogó la ley marcial, instrumento precioso de las clases poseedoras para aplastar las revueltas de los oprimidos, y se instituyó un sistema severo de procesamiento y castigo para los sediciosos contrarrevolucionarios.El 26 de junio de 1794 la victoria de Fleurus sobre los ejércitos invasores sellaba el triunfo de la Revolución sobre sus enemigos externos. Saint-Just, miembro del gran Comité y uno de los más cercanos a Robespierre participa personalmente en la batalla al mando de una columna.El 27 de julio de 1794, Saint-Just fue guillotinado justo antes de Maximiliano.Después de la derrota y muerte de los jacobinos no se suprimió la guillotina y no dejaron de haber muertes. Entre el 27 y el 29 de julio de 1794 fueron ejecutados sin juicio 105 jacobinos. Se derogó la constitución de 1793 y se la reemplazó por una que garantizaba el derecho a voto solo a los ricos, se suprimió la gratuidad y obligatoriedad de la educación primaria, se clausuraron todas las instituciones democráticas y se cerraron el club jacobino y la municipalidad de París. En diciembre de 1794 se derogó la ley del máximo, abandonando a los mas desposeidos al capricho de los especuladores y generando una inflación que llevó a las revueltas de mayo de 1795. En 1802, el mas conocido heredero de los sediciosos termidorianos, un oscuro oficial corso que había sido promovido de capitán a general por los revolucionarios jacobinos en 1793, resatauraba la esclavitud en todos los dominios franceses. No tardó en proclamarse emperador.“Estoy hecho para combatir el crimen, no para gobernarlo…” señalaba Maximiliano en su último discurso, aquel que no pudo leer ante la Convención el 8 Termidor de 1794.No solamente fue incorruptible por su austeridad evidente y manifiesta, por su rechazo a los festines y a los acuerdos de pasillo y banquete. No podia ser seducido por el dinero ni por las comodidades (como sí lo fue su contemporaneo Dantón, por ejemplo), no podía ser cooptado por los privilegios ni tampoco por el poder. Solo se le podía destruir y tratar de aniquilar su prestigio para la posteridad, en la vana esperanza de que enlodando su nombre, se mancharían también los sagrados principios que el defendió con su palabra y con su vida.Su obra es en realidad la obra de muchos, en primer lugar del pueblo revolucionario francés y de los revolucionarios parisinos de fines del siglo XVIII. Su mérito fundamental es haber sido uno de sus líderes mas sobresalientes y mas consecuentes y en haber legado a nuestra humanidad el ejemplo de un régimen enérgico, severo y audaz que sembró la semilla de dos siglos de revoluciones populares y democráticas.Este 6 de mayo de 2008, el Incorruptible cumple 250 años. Paradojalmente, la “leyenda negra” tejida contra él y contra el período más radical de la Revolución Francesa, ha contribuido a mantenerlo vigente, y seguro ha despertado la curiosidad de muchos que han sentido la necesidad, ante este “retrato” tan “terrorífico” presentado por los historiadores burgueses durante más de dos siglos, de hurgar en los libros y documentos históricos.Al hacerlo, como yo mismo lo he hecho, muchos se habrán encontrado con un período extaordinario que sintetizó en poco mas de un año, la intensidad de los dos siglos posteriores de luchas sociales y democráticas.Los protagonistas de esa época, hombres de carne y hueso, devorados unos por la ambición, personal, por la vanidad o por el egoismo, y otros, por la pasión del bien común y los destinos de la humanidad, se enfrentaron encarnizadamente en las asambleas, en las calles y en los campos de batalla.No puedo dejar de coincidir con Jean Jaurés cuando señala en su Historia socialista de la revolución francesa(1901), “…yo no quiero dar a todos los combatientes que me interpelan una respuesta hipócrita o evasiva. Yo les digo: aquí, bajo el sol de junio de 1793 que recalienta vuestra dura batalla, yo estoy con Robespierre y es a su lado que ocupo un lugar en el club jacobino. Sí, yo estoy con él, porque él encarna en ese momento toda la amplitud de la Revolución.” En estos momentos , cuando el capitalismo pretende retroceder en 200 años las conquistas democráticas, sociales y revolucionarias de los pueblos. Cuando pretende abolir la modernidad e incluso la historia y someternos a una “postmodernidad” que es en realidad la premodernidad de los inicios brutales del liberalismo económico; en estos momentos en que los valores supremos de la Humanidad son amenazados por la tiranía globalizada del capital financiero, es preciso retomar el hilo conductor de la larga gesta de emancipación de los pueblos, gesta en la que Maximiliano Robespierre, el “Incorruptible”, tiene un lugar destacadísimo.
Cristian Meneses

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